La disfagia es un síndrome geriátrico que se caracteriza por la dificultado el dolor para tragar alimentos o líquidos. Es una condición que puede afectar a personas de cualquier edad, pero es más común en los adultos mayores, especialmente aquellos que sufren de enfermedades neurológicas como el Alzheimer, el Parkinson o el accidente cerebrovascular (ACV).
La disfagia puede tener graves consecuencias para la salud y la calidad de vida de los adultos mayores, como la desnutrición, la deshidratación, las infecciones respiratorias, la neumonía por aspiración, el aislamiento social y el aumento de la mortalidad. Además, puede afectar la autoestima, la seguridad y el placer de comer.
En este artículo, te explicaremos qué es la disfagia, cuáles son sus causas, cómo se diagnostica y cómo se trata. También te daremos algunos consejos para prevenir y mejorar la disfagia en los adultos mayores. Si tú o algún familiar tuyo padece de disfagia, sigue leyendo y descubre cómo mejorar tu calidad de vida.
¿Qué es la disfagia?
La disfagia es la dificultad para el paso del bolo alimentario desde la boca hasta el esófago inferior. La deglución es un proceso complejo que involucra varios músculos y nervios. Cualquier alteración en estos puede causar disfagia.
La disfagia se puede clasificar en dos tipos:
Disfagia orofaríngea: ocurre cuando hay un problema en la boca o en la faringe para iniciar o completar la deglución. Puede causar tos, atragantamiento, regurgitación nasal o sensación de alimento atascado en la garganta.
Disfagia esofágica: ocurre cuando hay un problema en el esófago para transportar el alimento hasta el estómago. Puede causar dolor al tragar, acidez, reflujo o sensación de alimento atascado en el pecho.
La disfagia orofaríngea ocurre con mayor frecuencia en adultos mayores que padecen un trastorno neurológico (enfermedad de Alzheimer, 80%; enfermedad de Parkinson, 60%; accidente cerebrovascular [ACV], 37%- 78%). La disfagia esofágica puede deberse a causas mecánicas (estrechamiento o obstrucción del esófago) o funcionales
(alteración de los movimientos del esófago).
¿Cómo se diagnostica la disfagia?
El diagnóstico de la disfagia se basa en la historia clínica, el examen físico y algunas pruebas complementarias. Algunas preguntas que pueden ayudar a detectar la disfagia son:
¿Tiene dificultad o dolor para tragar alimentos sólidos, líquidos o ambos?
¿Tarda más tiempo del habitual en comer?
¿Tose o se atraganta al comer o beber?
¿Siente que los alimentos se le quedan atascados en la garganta o el pecho?
¿Ha perdido peso sin quererlo?
¿Ha tenido infecciones respiratorias frecuentes?
Algunas pruebas que pueden ayudar a confirmar y clasificar la disfagia son:
Evaluación clínica de la deglución: consiste en observar al paciente mientras come diferentes tipos de alimentos y valorar su capacidad para tragar, su postura, su masticación y su coordinación respiratoria.
Videofluoroscopia de la deglución: consiste en realizar una radiografía con contraste mientras el paciente come diferentes tipos de alimentos y observar cómo se mueven por el tracto digestivo superior.
Endoscopia de la deglución: consiste en introducir una cámara flexible por la nariz hasta la faringe mientras el paciente come diferentes tipos de alimentos y observar cómo se mueven por el tracto digestivo superior.
Manometría esofágica: consiste en introducir una sonda por la nariz hasta el esófago y medir las presiones y los movimientos del mismo.
¿Cómo se trata la disfagia?
El tratamiento de la disfagia depende de la causa y el grado de severidad, pero en general consiste en adaptar la textura de los alimentos y la viscosidad de los líquidos, para facilitar la deglución y prevenir la aspiración. Existen diferentes niveles de adaptación, desde alimentos sólidos triturados hasta alimentos líquidos espesados. El nivel adecuado debe ser determinado por un profesional de la salud.
En algunos casos, también se pueden realizar ejercicios orofaríngeos para fortalecer los músculos y mejorar la coordinación de la deglución. Estos ejercicios deben ser indicados y supervisados por un terapeuta del lenguaje.
Además, se deben seguir una serie de recomendaciones generales, como:
Comer despacio, masticar bien y hacer pausas entre bocados.
Evitar distracciones, como la televisión o el teléfono, mientras se come.
Mantener una buena postura, con el tronco erguido y la cabeza alineada con el cuerpo.
Mantener una buena higiene bucal, cepillando los dientes después de cada comida y usando enjuague bucal si es necesario.
Beber suficiente agua durante el día, siempre adaptando la viscosidad según el nivel de disfagia.
Sin embargo, hay situaciones en las que la disfagia es tan severa que impide una alimentación adecuada por vía oral, y se requiere una alimentación enteral por sonda. En estos casos, es necesario contar con un equipo multidisciplinario de profesionales que brinden una atención integral y especializada al adulto mayor con disfagia.
¿Cómo prevenir y mejorar la disfagia en los adultos mayores?
La prevención y la mejora de la disfagia en los adultos mayores dependen en gran medida del control y el tratamiento de las enfermedades que la causan. Por eso, es importante acudir al médico ante cualquier síntoma o signo de alarma, como dificultad o dolor al tragar, pérdida de peso involuntaria o infecciones respiratorias frecuentes.
También es importante mantener un estilo de vida saludable, que incluya una alimentación equilibrada, una hidratación adecuada, una actividad física regular y una estimulación cognitiva y social. Estos hábitos pueden ayudar a prevenir o retrasar el deterioro neurológico y muscular que favorece la aparición de disfagia.
Además, se recomienda realizar ejercicios orofaríngeos preventivos, que consisten en movilizar y fortalecer los músculos implicados en la deglución. Estos ejercicios pueden ser realizados por cualquier adulto mayor sin disfagia o con disfagia leve, siempre bajo la orientación de un terapeuta del lenguaje.
Conclusión
La disfagia es un síndrome geriátrico que afecta a muchos adultos mayores y puede comprometer su salud y su calidad de vida. Por eso, es importante detectarla y tratarla a tiempo, así como prevenirla y mejorarla con hábitos saludables y ejercicios orofaríngeos.
En Fundación Seniors Club somos conscientes de esta realidad y ofrecemos un servicio de calidad y calidez a los adultos mayores con disfagia. Contamos con un equipo de médicos, enfermeras, nutricionistas, terapeutas del lenguaje y psicólogos que evalúan y tratan la disfagia de forma personalizada y holística.
Además, disponemos de instalaciones cómodas y seguras, equipadas con todo lo necesario para brindar una alimentación enteral adecuada y monitoreada. También ofrecemos actividades recreativas, educativas y sociales que estimulan las capacidades cognitivas, emocionales y comunicativas de los adultos mayores con disfagia.
Si usted o algún familiar suyo padece de disfagia y necesita una atención especializada, no dude en contactarnos. En Fundación Seniors Club estamos para ayudarle y acompañarle en este proceso. Visite nuestra página web o llámenos al teléfono que aparece al final del artículo. Estaremos encantados de atenderle.
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